martes, 14 de abril de 2020

vacío... renacer

Resuena él viento sobre mis blancas pupilas,
Tus dedos acarician mis pálidos labios,
Escuchamos el silencio de los pasos vecinos.

Desprende de mis entrañas tu solitario palpitar,
Resguarda tus vacíos para mi otro yo,
Escucha,
Calla,
Solo escucha, como nacen mis lágrimas sobre las tumbas de tus pies,
Cómo salen las cenizas de mi muerte entre tus entrañas,
Que será del viento sin mis dedos entre sus agujas.

Yace en estos tumultos nuestros recuerdos,
Cenizas apagadas de una noche callada,
Se esfuman,
Se marchan a pie por delante junto al río,
Que queda de nuestra vida,
Solo la callada oscuridad frente a tus blancos ojos.

Se marchan,
Se largan entre bullicios y así nuestro fuego,
Yacen en este pasto celeste que guardará nuestros pasados
En valijas ennegrecidas por nuestras muertes.

Mira,
Mira nuestra tumba entre nuestras cenizas guardando nuestras sonrisas,
Nuestra energía, nuestras letras, mientras quedamos en el vacío de un renacer que no llegará, se marchará y pasará sobre nuestros rostros gélidos y pálidos,
Mirará a los ojos de nuestro nido lúgubre y llorará por no vernos nuevamente.